OTRA SINGLADURA DEL VIAJE HACIA LANZAROTE

El viento entraba por la aleta contraria a como teníamos aparejado el yanqui, con génova a sotavento, y el viento había rolado impidiéndonos navegar a rumbo directo, por lo que sobre el mediodía, después de hablar por radio con el BLUE OCEAN que nos cruzó por popa decidimos cambiar de banda el aparejo. Es una operación que no es complicada si se tiene la experiencia suficiente para realizarla, pero si la tripulación no es experta tiene algo de complicación. Así que con el arnés puesto marcho a proa a hacer los cambios de tangones mientras grito dando ordenes a la tripulación. Realizado el cambio que de poco sirvió `porque el viento volvió a rolar y para no realizar otra vez la operación redujimos la génova para que el JAFAM tendiera a a corregir la derrota.

Desde que salimos de Barbate no habíamos puesto la caña ya que es complicado llevar mucho pescado a bordo cuando te quedan días de navegación, pero el ayer la pusimos y después de una picada fallida la retiramos. Hoy la hemos vuelto a poner con otro señuelo que me daba mas confianza y sobre las tres de la tarde una fuerte picada hizo chirriar el carrete: había cogido bien y tiraba con fuerza. Me acomodé y templaba el sedal balanceando la caña mientras giraba la manivela del carrete para agotar al animal que forcejeaba defendiendo su vida. Tardó mas de media en subir a bordo un hermoso dorado de mas de tres kilos. Que bello animal que en la lucha por la vida toma el color del oro y en su agonía se vuelve tornasol; después le aparecen lunares  azules.

Comenzamos la compleja operación de despiezar al animal en la bañera que en un velero navegando, es cosa harto difícil. Ello nos cobró un buen rato y tan obsesionados estamos en el despiece del pez que ni siquiera nos dimos cuenta de que el barco fue subiendo de velocidad y corría a 8,4 nudos mientras el viento subía y subía en su fuerza. Comenzamos a reducir el aparejo pero siempre era insuficiente, el viento cobraba más y más fuerza al mismo tiempo que iba subiendo la altura de las olas. En poco mas de dos horas el anemómetro pasó a medir 38,9 knts y navegábamos a una velocidad de 7,7 nudos con puntas de 8,3 con la génova y trinqueta a 1/8 de superficie, mientras que el oleaje se estableció en unos cuatro metros que al avanzar la hacían surfear al JAFAM

Esas condiciones son de f6 a temporal f7, pero el barco respondía a la perfección; se nota que es un barco diseñado por un ingées acostumbrado a los vientos y condiciones duras de navegabilidad, pues en todo momento daba confianza (y el piloto automático respondía correctamente). Así navegamos toda la noche, yo no quise abandonar la cubierta y la tripulación debería presentir la seguridad del JAFAM porque en todo momento mantuvo la tranquilidad y se fueron a dormir a pesar de ser inexperta en estas lideres.

Al clarear el día el viento comenzó a descender lentamente pero se mantendrían las grandes olas y la mar tendida durante todo el día acompañándonos hasta que divisamos la Isla de Lanzarote. Me resultó curioso que el hecho de que las olas pasasen por debajo del barco, cabeceando en cada acometida produjera la sensación de que navegas cuesta arriba, pues delante siempre tienes un horizonte que está por encima del del barco.

A las cuatro de la tarde estábamos a la altura del islote de Alegranza y tuve la intención de poner rumbo a Caleta de Sebo en la Isla de La Graciosa, pero rechacé la idea porque F. tenía que encontrar vuelo para su regreso a Barcelona, y entonces era mejor estar en un lugar mejor comunicado. Así que continuamos navegando a refugio de la Isla mientras el viento y el mar fue amainando. A motor continuamos hasta Puerto Calero al que arribamos a las 22 hora local.

ESTADÍSTICA DEL VIAJE:

Desde que salimos de BDN hemos recorrido 1.291 millas, de ellas 615 en la mar Océana en 4 días y medio, es decir a una velocidad media de 5,7 knts y la máxima de 8,4 knts.