Carta de Derrota


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sábado, 16 de noviembre de 2013

LA ESCALA EN LANZAROTE (PRIMERA PARTE)




Mafina_Rubicon[1]Estuve hablando con Rafael del Castillo (de la Rueda de los Navegantes), sobre todo me recomendó cambiar la antena de la B.L.U. por una de látigo vertical, y también de que el A.I.S se perdía por determinadas zonas. Según Rafael debería de haber puesto la antena a tope de palo para tener mayor cobertura, pero eso ahora no tiene arreglo, de todas formas quedamos que cuando estuviésemos en Las Palmas quedaríamos con un técnico experimentado para repasar el tema de comunicaciones antes de iniciar el Gran Salto.

Después de descansar plácidamente toda la noche en Puerto Calero, importante marina en Lanzarote donde se encontraba parte de la flota de la “Volvo Ocean Race” y de la Transat. Durante nuestra estancia recibimos un trato excelente y muy profesional por parte del personal de puerto,  y después de desayunar zarpamos hacia Marina Rubicón.

Fernando_en_el_agua[1]La distancia de de seis millas y algo que separan ambos puertos la hicimos a “la francesa” solo con génova, pues teníamos viento de aleta de 18 nudos que se convirtió en través al bordear Punta Papagayo y nuevamente de amura cuando enfilamos la estrecha bocana de la Marina.

Durante ese corto trayecto comentaba con la tripulación que debía tener alguna lapa pegada en la hélice porque desde hacia días cuando íbamos a motor notaba que no respondía como habitualmente lo hace y la hélice cavitaba a determinadas revoluciones. Al enfilar la bocana en viento lo cogimos de proa y el barco no era capaz de remontar la entrada teniendo que pasar el motor de revoluciones para avanzar contra viento. Aquello me desconcertó pues no era normal.


Red_desplegada[1]
Cuando hicimos el cheking en capitanía y estuvimos atracados en el amarre que nos habían asignado, F. haciendo muestra de su formación de buzo profesional se lanzó al agua provisto de gafas de bucear, y comprobó que el problema estaba en que había una red enrollada en la hélice. Provisto de cuchillo se volvió a meter en el agua ante la sorpresa de los turistas que creían que se daba un baño en el puerto, sacando un tramo de red de un metro que posiblemente traíamos enrollada a la hélice desde el Mediterráneo donde antes de hacer la primera escala técnica habíamos tenido “un extraño” porque el barco bajó incomprensiblemente la velocidad a 1 nudo y después de buscar varios rumbos el barco recuperó nuevamente la velocidad.

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