Carta de Derrota


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domingo, 15 de junio de 2014

GRAVE ACCIDENTE























El martes día 3 de junio de 2014, habíamos recorrido unas 600 millas, a un promedio de unas 100 diarias ya que el viento no solía superar los 15 nudos, excepto durante los chubascos, y el paso de un frente que duró unas 24 horas. Avanzábamos más lento de lo previsto, con la génova y la trinqueta atangonadas. Sobre las 11 del mediodía, con viento flojo (escala Beaufort) pero con un fuerte mar de leva (+2 metros), el barco se balanceaba fuertemente unos 30 o 40 grados por el efecto de la mar.

De repente, sobre las 11, notamos una fuerte explosión que rápidamente identificamos con  la rotura del obenque bajo de babor a la altura de la cruceta. Inmediatamente lanzamos un cabo por el palo y la cruceta trincándolo al winche y ejercer toda la fuerza de contención posible. Pero el balance a estribor hacia que el palo flechase por su punto mas debil induciendo a que pudiese saltar el palo de la fogonadura con riesgo de que en una de esas salidas pudiese perforar el casco con grave riesgo para la seguridad de la tripulación.
Inmediatamente lanzamos un “may day” de socorro y en contacto por radio con la Rueda de los Navegantes se decidió desarbolar el barco con la finalidad de que la caída del palo (de aproximadamente una tonelada) fuese controlada. La operación fue compleja con la consiguiente  angustia por parte de la tripulación. Finalmente el palo cayó hacia popa sobre el arco de radar, destrozando el mismo y parte del instrumental electrónico.
Una primera lista de daños materiales ocasionados:

Palo mayor con enrollador, cableado y luces de posición
Stay de génova con enrollador
Stay de trinqueta con enrollador
Vela mayor enrollada
Tangón de génova
Obenques, obenquillos y baby
Backstay con tensor
Antena de radar
Reflector de radar
Anemómetro
Antena VHF
Armadura del antirrociones
Arco de Radar en popa
Placa solar
Antena A.I.S
Soporte Duo Gen


Dos elementos fundamentales quedaren intactos: antena de la emisora de onda corta y motor. Por otro lado, la tripulación no sufrió ningún daño. En consecuencia, a pesar de haber experimentado lo que probablemente sea el peor accidente para un velero, tres circunstancias nos favorecieron: la hora, el viento y la distancia de retorno a un puerto seguro. De noche o con viento o a mayor distancia que la que era posible superar con el gasoil disponible, probablemente el rescate hubiera sido muy complejo.





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